Harto de todo: GRB pt. IV (Strong)

GRB fueron una gran cabeza pensante. Con un sonido rapidísimo y farragoso por la personalidad de sus dos guitarras fueron capaces de hacer autocrítica y levantar ampollas. Cogieron el punto de mira y lo giraron 180 grados: ya no se trataba de atacar a la policía y al estado, sino de hacerse preguntas a uno mismo. Es muy fácil criticar al prójimo, vamos a hacer auto análisis. GRB fueron la banda que instaló la introspección dentro del punk español.

Raíces

Lo que yo recuerdo es la época, la época en que comenzaba a crecer. Tenía 16 años y fui a parar a un concierto de Ian Dury. Allí encontré la primera fauna punk y me quedé bastante alucinado. Fue entonces cuando empecé a ir a conciertos de Último Resorte, que ya conocía.
Un día estaba en Premià (yo ya iba vestido como hacíamos antes, haciéndonos las chapas, rompiéndonos las camisetas, pintándolas, etc.) y me encontré a un tío en la parada del tren al que llamaban el Snotty. El Snotty era Ángel, y nada más vernos nos miramos. En aquella época no había dos personajes iguales y nos dimos cuenta de que teníamos que decirnos algo. Mi contacto con el punk hasta entonces había sido externo. Era algo que tan sólo había visto pero con lo que flipaba bastante, y cuando conocí a Ángel me introduje dentro de la poca gente que había en Barcelona, que eran Xavi Shock (que se quedó en aquella época), Pá y Bolo, que tendría unos 10 años.

Y esa era la escena de Barcelona, una escena súper dura porque había mucha gente mezclada: cholos; gente bastante mala (y también drogas malas); gente que daba palos; gente que te pegaba; tú que tenías que pegar a alguien…

Y esa era la escena de Barcelona, una escena súper dura porque había mucha gente mezclada: cholos; gente bastante mala (y también drogas malas); gente que daba palos; gente que te pegaba; tú que tenías que pegar a alguien… Gente que se iba a Londres y se compraba ropa y gente que estaba en contra porque decía que la ropa te la tenías que hacer tú. Había un ambiente muy enrarecido, y eso se notaba, porque tú también querías ser un poco partícipe de eso y te involucrabas. Recuerdo pasear con Silvia y con Juanito y meternos en una bulla un día sí, un día no. Yo estaba con Rosa y la gente por la calle nos decía de todo. Había violencia, mucha violencia en la calle. Éramos bastante desconfiados. Era curioso.

Último Resorte en su local de ensayo en El Garaje de L’Hospitalet. Silvia, Strong y Ángel haciendo coros (Foto: Arturo Xalabarder)

Último Resorte

No sé por qué fui a parar al local de Último Resorte y Juanito me preguntó si sabía tocar la guitarra. Le dije que sí. Además coincidió con que el Choli, el anterior guitarra, se había ido a la mili. Así que hice la prueba y el Juanito me dijo que me cogían.
En los locales de Sant Ramon (L’Hospitalet de Llobregat) se fraguaron muchas cosas. Estaba Panko, que luego hizo Attak, empezó a salir gente como Dimony, Boliche, etc. Todo el mundo iba a parar a aquellos locales y allí empezaron a nacer los grupos que ahora consideramos míticos, como Frenopaticss, que siempre fueron un grupo ‘platónico’, ya que sólo hicieron un par o tres de conciertos, aunque su historia es muy larga. Era una idea de Xavi Shock, que era una especie de líder punk no muy definido y bastante violento (era la época en que las esvásticas estaban metidas en las chupas y las ideas estaban súper confusas). Boliche era un niño y se sumó más tarde a Frenopaticss junto con Ángel.

A Último Resorte nos propusieron grabar un disco. La sensación era de que esto de grabar un disco no era punk. No iba con nuestro punk, era algo contradictorio a nuestra mentalidad, algo que no debíamos hacer

En aquella época todos nosotros éramos bichos raros, la gente se paraba y nos miraba con miedo. Se hizo un artículo en el Interviú, una doble página con toda la peña haciendo el animal. Estaría muy bien rescatarlo.
A Último Resorte nos propusieron grabar un disco. La sensación era de que esto de grabar un disco no era punk. No iba con nuestro punk, era algo contradictorio a nuestra mentalidad, algo que no debíamos hacer. A la gente de Flor y Nata (y mira que eran majos), casi les pegábamos día sí, día no, porque sentíamos que estábamos haciendo algo que en realidad no teníamos que hacer. Esa fue un poco la historia del single: pasar de ensayar, pasar de hacerlo bien. Coincidió con que el Panko se había ido y cogimos a un chaval que estuvo con nosotros poco más de un mes, pero que grabó el single. Lo grabamos sin platos. No teníamos platos, y nos daba bastante igual. La Silvia estaba un poco afónica en «El peligro social», supongo que por todo lo que nos habíamos metido. Finalmente canté yo todo a la primera, sin ningún tipo de miramiento ni cuidado. Metimos en el single siete canciones para apurarlo. Si te fijas en la contraportada de la primera edición pone “para una mejor audición, este disco debe ser escuchado a un volumen superior al normal”. Es curioso, porque esto fue
entendido como un slogan punk, pero nos lo habían dicho los técnicos de la fábrica donde prensamos el single porque los surcos estaban tan juntos que habían tenido que bajar el volumen, y la única solución para escucharlo al nivel standard era subir el volumen. El segundo disco de Último Resorte ya fue otra cosa. Personalmente me lo tomé con muchísima ilusión y lo preparamos mejor, intentando jugar más con las voces.
Luego llegó la Movida Madrileña con Parálisis Permanente, y Último Resorte tuvo un intento de salto a la fama de mano de los madrileños (Alaska y esta peña), que nos llevaron a Madrid, dónde hicimos algunas entrevistas para la tele con Las Vulpess.

1981, Magic. Strong en una jam session entre Attak y Último Resorte (Foto: Arturo Xalabarder)

Del punk al hardcore

Yo estaba peleado con el punk desde sus orígenes, porque viví muchas situaciones de violencia: Xavi Shock cogiendo a chavalas por la calle y cortándoles el pelo, gente que cuando necesitaba pelas iba a las Ramblas y pegaba pequeños palos y volvía con chupas robadas, o gente que te la robaba a ti. Muchas peleas, botellas partidas en la cabeza, etc. Con Rosa igual me pegaron diez veces. La tía iba como iba y se metían con ella, ella se rebotaba y acababan pegándome a mí. Era jovencito, tenía 16 ó 17 años y recuerdo llegar a casa de mis padres con toda la cara ensangrentada. Tener eso como leitmotiv (“vamos a ser violentos porque somos punks”) no me gustaba.
Cuando aparecieron los Crass sentía mayor necesidad de escribir. “Tengo que decir lo que pienso”. En ese momento me alineé con lo que decían los Crass. Fue una salvación. “Puedo seguir llevando mi chupa, y seguir siendo así, pero no quiero continuar dando patadas a las basuras”. Podía ser punk y decir no a la violencia porque la había sufrido.

Yo estaba peleado con el punk desde sus orígenes, porque viví muchas situaciones de violencia. Muchas peleas, botellas partidas en la cabeza, etc. Cuando aparecieron los Crass me alineé con lo que decían. Podía ser punk y decir no a la violencia porque la había sufrido

Estuve una época con Drama del Horror, que en teoría era un grupo de música con Alberto y Dimony a la batería pero que se quedó en un fanzine, entre otras cosas porque Alberto pilló una Hepatitis C muy chunga y estuvo ocho meses sin poder moverse de la cama. Yo iba a su casa y allí maquinábamos y hablábamos mucho, y cuando él se curó a mi me secuestraron y me llevaron a la mili. Cuando la terminé, el intento de retomar mi vida fue GRB.
Cuando murió Último Resorte, Miguel y Juanito se juntaron con Alberto y Ángel y formaron GRB, así que cuando volví de la mili me estaban esperando sin yo ser ni tan sólo consciente. No me lo pude ni pensar. Para mí era muy extraño juntarme de nuevo con Juanito y Miguel, ya que en mi subconsciente estaban muy asociados al rollo punk, pero el hecho de que estuviera Ángel era importante. Ángel y yo éramos muy amigos, así que hiciéramos lo que hiciéramos estar con Ángel sería guay. A partir de ahí empezamos a ensayar y Ángel y yo fraguamos todo el rollo intelectual de GRB.

GRB: Juanito, Alberto, Strong, Ángel y Mike (Foto: Stigmata / Archivo Strong)

GRB

Para la edición del single Estoy tan contento nos fuimos a Pisa. Todo vino porque los Chettah Chrome Motherfuckers vinieron a Barcelona y Sandro y Pippo, que estaban involucrados en un colectivo que se llamaba GDHC (Gran Ducatto Hard Core), nos sugirieron que fuéramos a Italia para planchar nuestro single en Roma. Falsificamos los billetes de tren en una especie de inter-rail y nos fuimos Ángel y yo. Era raro, porque en esa época no viajábamos mucho porque no teníamos pelas. Cuando llegamos allí descubrimos los primeros squats, que estaban limpios, tenían agua y luz e incluso moqueta.

Conscientemente yo no escuchaba hardcore. Después pudimos meternos dentro de esa etiqueta porque era la que más se acercaba a nuestro sonido, pero no pensábamos mucho en lo que teníamos que hacer o en lo que hacíamos. Sencillamente sabíamos que teníamos que tocar rápido para separarnos un poco del rollo punk

Necesitábamos pelas para planchar el disco. Recuerdo que mi madre me dio algo, pero necesitábamos más. Entonces Sandro dijo que ellos podían adelantar el dinero y que organizarían unos conciertos para GRB en el Victor Charlie para recuperarlo. Nosotros nos preguntábamos: “¿y ahora cómo le decimos a Juanito a Miguel y Alberto que se vengan para aquí?”. Creo que hicimos tres conciertos. No se ponía precio en la entrada, la gente daba la voluntad. Así es como sacamos la pasta para prensar el single, traerlo y devolver nuestras deudas. El póster interior lo hicimos todo en el Victor Charlie, redactando los textos sin ordenador, a mano, con tachones, volviéndolo a repetir cuando nos equivocábamos. El single fue la culminación de la maqueta, refleja los años que pasamos en el local aquél haciendo cintas. Las duplicábamos, las metíamos en las bolsitas y las vendíamos de cien en cien. Era un rollo muy artesanal…
Conscientemente yo no escuchaba hardcore. Me encantaban los Dead Kennedys, pero lo que hacíamos nosotros tampoco era hardcore. Después pudimos meternos dentro de esa etiqueta porque era la que más se acercaba a nuestro sonido, pero no pensábamos mucho en lo que teníamos que hacer o en lo que hacíamos. Sencillamente sabíamos que teníamos que tocar rápido para separarnos un poco del rollo punk. Y, a partir de ahí, vino la ideología de la mano de Ángel.

Rosa y Strong sonrientes y relajados en la casa de los padres de Strong (Archivo Strong)

Drogas

Las drogas han sido un compañero inseparable en mi vida. Yo no entendería mi vida tal como es sin las drogas. Es algo que ha estado ahí desde que soy consciente de que yo soy yo.
Mi decisión de empezar a tomar drogas fue porque las tomaban los demás. Se metían de todo. Cuando no tenía nada que meterse la gente se picaba coñac. La gente se pinchaba mucho. A mí me metieron picos de anfetamina, y tenía tan sólo 16 años.
He tenido la suerte de no abusar y tomarlas sólo para divertirme. He tenido suerte, porque en aquella época se hacían barbaridades y había gente que se enganchaba a millones de cosas.

Mi decisión de empezar a tomar drogas fue porque las tomaban los demás. Se metían de todo. Cuando no tenía nada que meterse la gente se picaba coñac. La gente se pinchaba mucho. A mí me metieron picos de anfetamina, y tenía tan sólo 16 años

De las mierdas que tomábamos en aquella época pasamos a consumir otras. Las drogas han evolucionado conmigo. Yo las considero algo inherente a nuestros días, algo que hay que mirar de frente y ver como lo que son: unos artilugios que utilizamos para alterar nuestra consciencia y divertirnos. Por desgracia hacen y han hecho mucho daño, pero también lo han hecho los coches. En ese sentido hay que aceptar las cosas tal cual. Siendo sincero y consciente, las drogas son algo muy importante, tan importante como la música para mí. Las drogas han estado y están. Lo que me jode es no poderlo hablar abiertamente con todo el mundo y que el tema no sea un poco más natural. Por ejemplo a mis padres no les digo que tomo drogas.

Relaciones

En esa época las bandas éramos como islas. Éramos muy diferentes. Estabas en el mundo de GRB, salías, abrías otra puerta y entrabas en el
de Subterranean Kids. Esas diferencias existían y formaban parte de la relación. Había mucha gente que a nosotros no nos tragaba y había gente que a mí también me caía mal, pero al final éramos personas. Cuando nos divertíamos juntos y yo me iba con Bolo o Mimo de fiesta, no pensaba que ellos eran el batería y el cantante de Subterranean Kids. Éramos colegas.
Ahora, viéndolo con perspectiva, creo que la relación interna de GRB fue memorable. Es curioso, no la he vuelto a vivir. Con Último Resorte eso no existía, éramos más como una empresa: “Vamos a hacer esto”, “vamos a quedar porque tenemos que hacer lo otro”… En cambio, en GRB, éramos cinco amigos, sin trabajo, sin otra cosa mejor que hacer que irnos al local a estar juntos.

Fotografía de portada: Strong durante la sesión fotográfica para su primer single con Último Resorte (archivo Strong)

Extraído de Harto de todo: Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona 1979-1987 de VV. AA. (BCore, 2011)


Al habla Juan Antonio Recio, nacido en 1964 en el barrio de Gràcia (Barcelona)