Harto de todo: GRB pt. III (Alberto)

GRB fueron una gran cabeza pensante. Con un sonido rapidísimo y farragoso por la personalidad de sus dos guitarras fueron capaces de hacer autocrítica y levantar ampollas. Cogieron el punto de mira y lo giraron 180 grados: ya no se trataba de atacar a la policía y al estado, sino de hacerse preguntas a uno mismo. Es muy fácil criticar al prójimo, vamos a hacer auto análisis. GRB fueron la banda que instaló la introspección dentro del punk español.

Raíces

Cuando era un niño ponía la música a tope, cogía una raqueta y me estaba horas encerrado en mi habitación simulando tocar la guitarra. Después de tocar jugaba a que me metía un chute. Igual es una herencia de alguna vida pasada, pero siempre he tenido una fijación por lo extremo, por lo más antisocial. El primer disco que me compré fue el de los New York Dolls. Me maravillaba su estética. Luego fui descubriendo a los Sex Pistols, The Clash, Ramones… Y más tarde, cuando entré en contacto con toda esta gente, empecé a escuchar GBH, Disorder… En un viaje a Andorra que hice con mis padres me compré el disco LAMF de los Heartbreakers. Era la portada más acojonante que había visto nunca. ¡Esos cuatro yonquis con esas pintas y esa música…! Me llegaron a entusiasmar. Por supuesto, ese disco lo escondí de la vista de mis padres.

Cuando era un niño ponía la música a tope, cogía una raqueta y me estaba horas encerrado en mi habitación simulando tocar la guitarra. Después de tocar jugaba a que me metía un chute

Contacté con el punk a través del mundo de las drogas. Al primero que conocí fue a Macima porque fuimos una vez a pillar caballo juntos. Recuerdo que acabamos en su casa tocando. Él tenía un bajo y una guitarra. Macima fue quien me llevó a los locales de Sant Ramon por primera vez. Esa noche tocaban Attak y nos metimos un pico en los locales de ensayo de la parte de arriba. Como no teníamos cuchara utilizamos el timbal de la batería para prepararlo. Luego bajamos a la sala de conciertos donde estaban actuando Attak y le pedimos al Dimony si podíamos tocar un rato con él. Recuerdo que tocamos tres temas. En aquella época todos estábamos muy enganchados a las anfetaminas por todo tipo de vías. Era muy fácil conseguir todo tipo de drogas legales en las farmacias. Incluso venía gente del extranjero simplemente para comprar anfetaminas inyectables. Siempre íbamos grupos de 15 ó 20 personas juntos por la calle. Nos drogábamos todos juntos, íbamos a un castillo que había en el barrio de Sarrià y nos pinchábamos. Nos reuníamos en el Patata y en otros bares de abuelos, ya que no había bares musicales. Estuve tocando una temporada con Macima, pero no salió nada serio. Con Rosa y Strong de Último Resorte también tuvimos otro proyecto que se llamaba Drama del Horror. Teníamos letras, teníamos canciones, pero se quedó en un proyecto; nunca llegamos a funcionar como banda y acabó derivando en un fanzine.

Alberto (Archivo Yuju)

Del punk al hardcore

Vimos la luz cuando Strong, Alberto de Piratas y yo organizamos lo que creo que fue el primer concierto de hardcore que hubo en este país: los Million of Dead Cops (MDC). Tocaron un par de días en Zeleste y nos impactó mucho su estilo porque no habíamos escuchado nunca nada igual. Cuando oímos a los Ramones por primera vez creímos que era imposible tocar más rápido. Luego aparecieron los Dead Kennedys y nos preguntábamos cómo era posible tocar tan deprisa. Y con los MDC ya nos entró la venilla hardcore. Nosotros también queríamos transmitir esa energía y tocar a toda hostia.

GRB

Cuando empecé a tocar no tenía ni guitarra ni amplificador. Siempre estaba sin un duro. Me acababa de largar de casa de mis padres con lo puesto. De hecho, la mayor parte de la vida de GRB estuvimos funcionando sin un backline completo. Estábamos en una situación realmente precaria desde un punto de vista económico.

Una tarde me llamó Strong para ensayar y cuando llegué me encontré con la mayoría de los componentes de Último Resorte. Yo creí que era para tocar con ellos, pero me extrañó, porque no estaba Silvia y sí estaba Ángel de Frenopaticss. Me comentaron que querían hacer una nueva banda. Ensayábamos cerca del cementerio de Sant Andreu, y en el primer ensayo ya empezamos a sacar temas como el «Soy». Como no teníamos referencias (no conocíamos demasiadas bandas de hardcore) nos salió una cosa totalmente visceral. Incluso a día de hoy, cuando escucho GRB, me pregunto de qué planeta veníamos. GRB no era ningún cliché y eso también fue un poco nuestro handicap a la hora de funcionar. La gente espera oír cosas etiquetables y conocidas, y GRB huía de los estereotipos. No éramos un grupo ni político ni panfletario.

El single lo planchamos en Italia. Recuerdo que viajamos en tren con billetes falsos. Para poder pasar la frontera italiana debías llevar un mínimo de diez pesetas por cabeza y entre los cinco no reuníamos ni esa cantidad

En Barcelona siempre tocaban L’Odi Social o Anti/Dogmatikss cada fin de semana. Además tocaban casi siempre gratis, así que para nosotros tocar era básicamente imposible, primero, porque no teníamos un backline propio, y segundo, porque para movernos necesitábamos una furgoneta y no teníamos ni un duro para costear esos gastos. Era el pez que se mordía la cola, así que tocamos poquísimo. A veces nos llamaban para ir al País Vasco, pero era sin cubrir ni siquiera los gastos básicos de desplazamiento. Yo no sé cómo lo hacían las otras bandas, pero nosotros no podíamos permitírnoslo. Literalmente no teníamos un puto duro. Pagábamos 500 pesetas de local por cabeza y aún así acumulábamos meses de demora en el pago. La suerte no nos acompañó demasiado. Strong sufría ataques de epilepsia y alguna vez, debido a los espasmos, se le dislocaba el hombro justo unos días antes de algún concierto importante.

Alberto componiendo en su habitación acompañado de Rosa de Último Resorte (Archivo Strong)

Cuando entramos por primera vez en un estudio para grabar nuestra primera maqueta todo tenía que ser muy rápido. Fueron 18 temas tocados en 19 minutos, una grabación sin ningún tipo de producción previa, ni claquetas, ni arreglos. Reunir el dinero para poder grabar esa maqueta representó un esfuerzo titánico para nosotros. Nos curramos las portadas a fotocopia e hicimos las copias en Soniduplex. El single lo planchamos en Italia. Recuerdo que viajamos en tren con billetes falsos. Para poder pasar la frontera italiana debías llevar un mínimo de diez pesetas por cabeza y entre los cinco no reuníamos ni esa cantidad. Utilizando nuestro lado más italiano, tuvimos que implorar a los carabinieri para que nos dejaran pasar explicándoles que íbamos a grabar con una discográfica. Una vez en Italia la policía nos paraba diariamente por las pintas buscando hachís. Tocamos con los CCM en el Victor Charlie. Pasamos mucha hambre (nos teníamos que repartir un plato de pasta entre varios) y éramos felices durmiendo en la furgoneta. Lo hacíamos todo con muchas ganas, con mucha ilusión.

La relación de GRB a nivel interno era muy intensa, discutíamos constantemente. Ensayábamos cada día en un agujero en el que si estabas dos días sin ir se creaba una capa blanca en el suelo como si fuese nieve. Al pisarla dejabas las huellas del moho que se creaba de la humedad, algo absolutamente insano. Éramos unos personajes con mucho carácter, así que la relación era muy caliente. Pero el grupo nos unía. Las letras de GRB eran muy atípicas, teníamos personalidades fuertes. No éramos gente fácil. Más bien unos personajes muy especiales, individualmente hablando.

Después de varios años luchando contracorriente, el factor que fue concluyente para la disolución de la banda fue un concierto que dimos en Tolosa. Sólo pudimos tocar cuatro temas, ya que el concierto se convirtió en una batalla campal. Apareció la Ertzaintza con botes de humo y balas de goma y tuvimos que salir pitando. Tuvimos un accidente con la furgoneta volviendo a Barcelona y acabamos de destrozar el poco backline que teníamos. Strong se rompió varias costillas, se rompieron guitarras, se rompieron amplis… Fue curioso, porque a partir de ahí no nos volvimos a llamar nunca más y nunca hablamos de disolver el grupo oficialmente.

GRB: Ángel, Alberto, Juanito, Mike y Strong (Archivo Strong)

Relaciones

GRB éramos muy nuestros, sólo existía nuestro mundo. Eso fue un poco la causa de esa especie de neurosis que se refleja en nuestra música y en nuestras letras. Estábamos bastante encerrados en nosotros mismos y no éramos demasiado sociables. Posiblemente por ello no nos salieron demasiados conciertos. Las relaciones con los demás grupos eran puramente de convivencia. Nos encontrábamos en los bares, pero nunca nos planteábamos ir a tocar juntos. Individualmente todos teníamos nuestras relaciones, aunque quizás como banda nos veían como unos bordes. No sé si tendrían razón o no. Cuando nos ofrecían ir a tocar a algún sitio que suponía unos gastos de la hostia sin ofrecernos un puto duro, en vez de decir “no, no lo podemos hacer”, los mandábamos a tomar por culo: “Pero ¡¿de qué coño vais?!”. Nos decían: “No os enrolláis, la semana pasada vinieron estos o los otros gratis…”. Eso conllevaba una impotencia por no poder tocar que igual provocaba que fuéramos un poco bordes. No era una cosa exclusiva con los demás, entre nosotros también nos poníamos bordes.

Con Subterranean Kids siempre teníamos mosqueos con el Mimo porque no le pagábamos el local. Juanito nunca tenía un duro, como los demás, pero él el que menos. Sin embargo siempre tenía su taco de costo y no le faltaban drogas, así que siempre nos columpiábamos con el pago del local. GRB era penuria absoluta.

1986, GRB. Campo de Fútbol de la Guineueta (Foto: Xavier Mercadé)

Drogas

Para chutarse hay que ser suicida, que es lo que éramos todos en esa época. De toda esta basca de 40 ó 50 personas que íbamos siempre juntos de fiesta, de conciertos, de peleas, de marcha, los que quedamos vivos quizás se podrían contar con los dedos de una mano. Nos tomamos la filosofía punk al pie de la letra: no future, vive rápido y muere joven. Y la verdad es que el ochenta por ciento se lo tomó literalmente. Teníamos nuestros iconos: Sid Vicious, Johnny Thunders… Eras más auténtico haciendo lo que ellos. Quieres vivir lo mismo que están viviendo ellos, vivir ese momento como se tiene que vivir. No se puede tocar en los Sex Pistols siendo abstemio, forma parte del paquete: sexo, drogas y rock and roll.

Para chutarse hay que ser suicida, que es lo que éramos todos en esa época. De toda esta basca de 40 ó 50 personas que íbamos siempre juntos de fiesta, de conciertos, de peleas, de marcha, los que quedamos vivos quizás se podrían contar con los dedos de una mano

Todo el movimiento inicial de punk que se reunía en el Texas acabó cuando entró el caballo. Comprendías por qué en el País Vasco ETA mataba a los camellos. La policía introducía la heroína para que los camellos las distribuyeran entre la gente que quería revolucionarse. De esa manera, enganchados a la heroína los tenían tranquilos y también los iban aniquilando.

Yo estuve a punto de palmarla por problemas hepáticos. Estuve hospitalizado y recuerdo la cara de mis padres llorando porque el médico les estaba diciendo que me estaba muriendo. Y les contaba el motivo… Nos chutábamos de todo, destilábamos centraminas, anfetaminas… Nos chutábamos todo lo que encontrábamos para experimentar. Luego entró el caballo y fue fulminante. La gente empezó a morir de sobredosis: Macima, Xavi Shock, etc. Supongo que lo que me pasó fue que estar tan cerquita de la muerte hizo que me planteara algunas cosas. Me estuve cuidando estrictamente hasta que conseguí curarme.

Fotografía de portada: Alberto en actitud punk (Archivo Yuju)

Extraído de Harto de todo: Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona 1979-1987 de VV. AA. (BCore, 2011)


Al habla Alberto Collazo, nacido en 1963 en el barrio del Eixample (Barcelona)