Harto de todo: Escena (Marc Ases)

Para que todo este movimiento [el punk en Barcelona] cuajara, a parte de las bandas fue crucial la colaboración de un montón de gente y la aparición de lugares o sedes (locales de ensayo, bares, etc.) que conformaron un hábitat donde el punk pudiera desarrollarse. Un montón de gente anónima aportó su granito de arena desde su fanzine, con su programa de radio en alguna emisora pirata, con el carteo y el intercambio de material, con la edición de maquetas o simplemente con la aportación de ideas y nuevas directrices. Auténticos francotiradores que conformaron una red de acción y de trabajo.

Raíces

Yo estudiaba en el Guinardó, en el mismo instituto que Gos de L’Odi. Salíamos con gente del instituto, fumábamos porros… A nivel musical me gustaban cosas como Led Zeppelin, pero entonces el punk empezó a llamarme la atención. Más el movimiento en sí y la estética que la propia música. La música punk me parecía demasiado ruidosa, no era algo que me hiciera vibrar.

Me impliqué en la película con los últimos coletazos del punk en Barcelona. Creo que ya no existían Último Resorte. Iba a conciertos en la sala Zeleste de Platería y los punks me parecían unos guarros. Los conciertos eran violentos, los punkies bailaban pogo, escupían desde el escenario, etc. Todo esto no me gustaba, pero formaba parte del paquete y era lo que había. Me atraían las ideas, el pensamiento anarquista, estar en contra del sistema, etc. Pero reconozco que la estética me impactó muchísimo. El atractivo de la estética punk hizo que nos curráramos mucho las pintadas de nuestras chupas o nuestras camisetas hechas a mano. Eso nos diferenciaba de los pies negros o punkarras. Ellos llevaban pintadas hechas a rotulador, sin ningún tipo de gracia, bastante cutres. Tanto Gos como yo proveníamos de familias de clase burguesa. Teníamos acceso a unos medios que nos permitieron conseguir tintas especiales, currarnos plantillas para hacer las pintadas y conseguir unos buenos resultados. Era perfecto, había encontrado una estética que me gustaba que también llevaba consigo un mensaje. Fue entonces cuando se empezaron a ocupar casas. Gente de la escena como los GRB, el Bolo, etc., ocuparon una casa en el barrio de Gràcia, en la calle Bolívar.

El punk empezó a llamarme la atención. Más el movimiento en sí y la estética que la propia música. La música punk me parecía demasiado ruidosa, no era algo que me hiciera vibrar. Era perfecto, había encontrado una estética que me gustaba que también llevaba consigo un mensaje

Anti/Dogmatikss

Las influencias nos llegaban de fuera de España. Eso hizo que hubiera aspectos más elaborados dentro del ámbito punk. Personalmente los grupos nacionales me gustaban muy poco. Yo todavía no tocaba en ninguna banda, ni sabía que acabaría tocando.

Cuando Anti/Dogmatikss me ofrecieron la oportunidad de tocar con ellos, les dije que sí a la primera porque tenía ganas de hacer cosas y porque formaban parte de mi entorno de amistades. Pero al principio su música no me parecía demasiado atractiva. Estuvimos ensayando juntos cerca de medio año. De hecho sólo dimos un bolo juntos. Anti/Dogmatikss tuvieron un montón de formaciones, que se hacían y se deshacían con mucha facilidad. Me parece que dejé de tocar porque debía llegar el verano, y cuando volví en invierno pillé una temporada en la que ellos estaban parados y más tarde no continué.

Marc tocando la guitarra con Anti/Dogmatikss (Archivo Marc)

Del punk al hardcore

A mí todo este mundillo me llegó a través de Gos. Él tenía acceso a discos de Peter and the Test Tube Babies, Dead Kennedys o Crass, grupos con un mensaje político que me influenciaron muchísimo. Siempre deambulábamos por el centro, íbamos a los Guarros, al Kafe Volter, al Zeleste, etc. Pasé de estar en el instituto a sentirme bien haciendo cosas más transgresoras e integrado en un grupo social. La gente era dura. Se hacían bromas de muy mal gusto, pero también había muy buen rollo entre nosotros. El punk estaba llegando a su final, todo estaba empezando a teñirse de influencias que nos llegaban del exterior a través de verdaderos activistas que hacían fanzines y que disponían de contactos con el extranjero. Así es como empezamos a escuchar una música diferente. Creo que en el fondo todos estábamos cansados de oír tanto ruido. Descubrir bandas como 7 Seconds, Suicidal Tendencies, Minor Threat, Scream o Bad Brains fue casi como una salvación. Era muy novedoso. Esta música ofrecía muchas más posibilidades y no estaba tan encasillada en sonidos básicos y monótonos como el punk. Me sorprendieron mucho las melodías y las estructuras de sus composiciones, sobretodo la voz de Minor Threat, me parecía muy trabajada. Mezclaban melodía con música rápida, agresiva y distorsionada. Hasta entonces las bandas de aquí eran muy básicas. Tres acordes, velocidad y gritos. La mayoría de veces no entendías ni las letras. Cuando aparecieron GRB eran algo súper diferente. Me encantaban, tenían una calidad increíble.

El punk estaba llegando a su final, todo estaba empezando a teñirse de influencias que nos llegaban del exterior a través de verdaderos activistas que hacían fanzines y que disponían de contactos con el extranjero. Así es como empezamos a escuchar una música diferente

No hablaban de matar curas, quemar iglesias o abusos policiales, todo eso ya estaba muy sobado. Sus letras eran inteligentes y me estimulaban, eran justo lo que yo estaba buscando. El mensaje del punk se había quedado obsoleto. Estas letras eran más sugerentes y estimulantes. Su óptica era mucho más personal, desde la propia experiencia. El punk seguía un discurso más establecido: “Yo soy anarquista y soy bueno, todos los militares son malos.” Además, de golpe apareció el Skate. El hardcore aportaba ideas frescas y encima era divertido. Su estética también me cautivó. Camisas de cuadros, bandanas, bambas, etc. En el Kafe Volter tuvimos mucho contacto con extranjeros que venían de Italia, de Berlín, etc., y empezamos a traer bandas a tocar a Barcelona, como Rhythm Pigs, KGB, Gore… Les organizábamos giras por España y nos íbamos con ellos. Más de una vez se apuntaba más peña como Ángel y Juanito y teníamos que ir con dos furgonetas.

Tropel Nat

También nos reuníamos en el local donde ensayaban GRB y Subterranean Kids en la calle Conde del Asalto. Íbamos casi todos los viernes. Primero pasábamos por el chino, pillábamos dos talegos de costo y pasábamos horas viéndoles ensayar. Eran como conciertos privados. A veces en el local se juntaban Enric Granollers, Marc Garcia y Boliche. Y se ponían a tocar una música diferente. Enric era muy técnico tocando la guitarra, venía del metal y sacaban un sonido que nunca había oído hasta entonces. En el local siempre pasaban cosas cuando ensayaban los grupos. Un día ellos tres estaban ensayando y yo pille un micro y me puse a improvisar encima. Les gustó y me dijeron que viniera a algún ensayo más. Kio entró más tarde, era amigo de Enric y también era más inquieto que Marc. Le gustaba hacer filigranas con el bajo y además componía la mayoría de los temas. Al principio cantaba en ‘guachi guachi’, ya que lo importante era la melodía. Incluso hicimos un par de conciertos así, teníamos mucho morro. Nunca escribí letras para ser cantadas. Eran cosas que yo escribía normalmente. No era poesía, pero tenía un formato muy parecido.

Recuerdo que llegaron a tirarme piedras. Incluso en un concierto en Pineda de Mar me llamaron maricón. A los punkarras no les gustaba mi manera de cantar y moverme en el escenario

Seleccionaba partes de lo que escribía e intentaba colocarlas dentro de una canción, añadirle un estribillo y darle estructura. Había gente que me decía que no le gustaba en absoluto mi manera de cantar; decían que destrozaba el sonido de Tropel Nat. Otros, en cambio, decían que mi voz era lo que le daba un toque especial a la banda, que esa música sin ese tipo de matiz no tendría nada de especial. Recuerdo que llegaron a tirarme piedras. Incluso en un concierto en Pineda de Mar me llamaron maricón. A los punkarras no les gustaba mi manera de cantar y moverme en el escenario. En ese mismo festival, cuando estaban tocando otras bandas y yo estaba bailando entre el público, varios punkarras se enzarzaron conmigo, atacándome bailando pogo. Menos mal que todo un séquito de gente, como Boliche, Gos, etc., se puso de barrera como diciendo: “ni lo toquéis”. Esto sólo sucedió en contadas ocasiones y mayoritariamente en pueblos.

Nuestra maqueta la grabamos en el local de Conde del Asalto, con un tío que tenía un estudio en Navas de Tolosa. Nos dejó unos micros, un Revox y una mesa. La maqueta la regalábamos con la compra de nuestra camiseta. El dibujo de la portada del casete lo hizo Alfred de Corn Flakes y las camisetas Miguelito y Pa, que crearon Camisetas Om.

Tropel Nat: Kio, Boliche, Enric y Marc (Foto: Pep Rasta)

Drogas

A través del Kafe Volter conocimos un montón de gente de distintos puntos de Europa, y pasábamos los veranos en Italia en el Victor Charlie de Pisa. Además hacíamos trapicheos con costo. Yo me pagué unas vacaciones vendiendo costo en Italia; en 15 días vendí todo lo que llevaba y me fui de vacaciones a Holanda. Lo bueno de ser del movimiento y tener contactos era que siempre podías encontrar sitios para dormir en casa de gente.

Las drogas no era lo que nos hermanaba, pero tomábamos cosas, fumábamos muchos porros, etc. Hubo un momento en que todo el mundo tomaba speed. Yo no lo hacía porque me sentaba fatal, pero la gente tomaba y vendía. La mayoría no tomábamos ni tripis ni otras drogas. Sólo fumábamos porros. Incluso algunos no se metían nada. Nos codeamos con el Straight Edge desde la visita de Lärm.

En la época punk había mucho jaco y trajo muchísimos problemas. En algunas actuaciones de Último Resorte, había gente pinchándose. Personas a las que conocía murieron, no directamente por sobredosis, pero sí por contagio de SIDA, enfermedad que ni se conocía entonces. Cuando me involucré, el punk estaba muy politizado y la gente estaba en contra de la heroína. En mi época no había casi pastis, así que la gente con la que y me moví pudo conservar mejor la salud que las primeras generaciones.

Fotografía de portada: Marc con Tropel Nat 1988, Cornellà (por Xavier Mercadé)

Extraído de Harto de todo: Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona 1979-1987 de VV. AA. (BCore, 2011)


Al habla Marc Ases (Anti-Dogmatikss, Tropel Nat), nacido en 1968. Barrio de Gràcia (Barcelona)