Entrevista: CRIM

Los esperé a la salida de RNE, hacían una entrevista para Ràdio 4 en un programa que venía hablando de filosofía y pasaba a hablar de punk. El motivo era promocionar el Barna‘n’Roll, festival donde se codea la flor y nata del punk rock y hardcore nacional e internacional y donde CRIM, la banda de Tarragona, escala posiciones.
Escoltados por un miembro de Panellet y David Peret (productor y manager) salían de la radio Marc y Quim, batería y guitarra respectivamente, con estos últimos caminamos una calle y nos metimos en un sitio que nos proporcionó una cerveza artesanal (que no era una Beerí Caducat) y se abrió una conversación en la que se habló de punk, peripecias varias y filosofía, de vida.

Se dice que son la banda del momento e incluso que abrieron camino a otras bandas… ¿Cómo encajan tantos halagos?

Marc: ¡Fatal!

Quim: Súper mal, tío. [risas]

Marc: Me gusta el concepto de que se pueda abrir camino a otras bandas, todo lo demás: mierda. No me gusta nada.

Quim: Pero a ver, somos agradecidos. A mí sí me gusta que nos lo digan, lo que pasa es que me sabe como mal porque antes de que hiciéramos un grupo en catalán había escuchado un montón de grupos en catalán, de punk rock también. Y sí que es verdad que hubo unos años que estuvo un poco abandonado a sólo grupos súper políticos y tal. Y nosotros reenganchamos a cantar en catalán de cosas cotidianas, de la vida; cantar cosas que no sean un panfleto. Igual sí que despertamos otra vez cosas que habían hecho antes L’Odi Social y bandas de los 80, cosa que durante muchos años no existió.

Marc: Lo nuestro es una filosofía un poco más hardcore a lo mejor. Más street punk. Ni oi! ni punk, más streetpunk, hardcore, que es lo que nosotros hemos mamado siempre. Dejando aparte temas panfletarios y políticos.

¿Pero el hecho de cantar en catalán es una declaración de principios o es algo que surge de manera natural?

Quim: Es algo que surgió naturalmente al mil por cien. Es una cuestión de comodidad. Sin ninguna pretensión.

Marc: Surgió de un “oye, ya que no saldremos de casa, que no saldremos de esta ciudad y de que sólo nos escucharán nuestros colegas vamos a hacer lo que realmente nos apetezca y lo que se nos de realmente bien, y vamos a cantar en nuestro idioma materno, catalán.”

Quim: Sí, en resumen que no hay ninguna pretensión detrás en plan vamos a cantar en catalán de haber si conseguimos algo o mucho menos. Y más en el momento que empezamos que no lo hacía prácticamente nadie. Surgió a la vez que nosotros Anti Patiks y Col·lapse.
Pero fue por comodidad simplemente, ninguna declaración de principios ni rollo político ni mucho menos.

El catalán hubo unos años que estuvo un poco abandonado a sólo grupos súper políticos y tal. Y nosotros reenganchamos a cantar en catalán de cosas cotidianas, de la vida; cantar cosas que no sean un panfleto. Igual sí que despertamos otra vez cosas que habían hecho antes L’Odi Social y bandas de los 80

Pero sí que fue un punto diferenciador…

Quim: Sí. Nosotros teníamos otras bandas, que nos tomábamos muy en serio y Crim era como el hermano pequeño y sí que vimos enseguida que, no sé si por cantar en catalán o qué, que la historia empezaba a crecer y que la gente venía a los conciertos cuando no esperábamos a nadie, cuando tocábamos en Barcelona o Girona que no es nuestra ciudad. Y sí que creo que fue ese el punto diferenciador. De repente la gente encontró un grupo en catalán que no te hablaba de que votes a tal o a cual.

Marc: Nosotros intentamos transmitir unos sentimientos en las letras y cada persona las puede interiorizar, de la forma que quiera, pero entendiendo la letra. En ese aspecto a lo mejor sí que fue un punto diferenciador en esa época, ahora ya no, ahora hay mil bandas en catalán. Y lo que he dicho al principio, me encanta haber sido a lo mejor quienes abriéramos un poco ese camino.

Quim: A mí me gusta que me digan “habéis abierto camino”. ¡Ostia! Pues estoy muy orgulloso, si es verdad, cosa que no sé.

Marc: O si hemos ayudado a que la escena pierda miedo a cantar en catalán y no quede como una banda como Els Pets o Sopa de Cabra.

En los 80, en Euskadi, surgió la etiqueta del Rock Radical Vasco. ¿Creen que podría surgir algo similar en Catalunya hoy en día?

Marc: No creo que se llegue a poner una etiqueta. Son tiempos muy diferentes, ya no estamos en los tiempos en los que se le daba tanto aprecio o tanto amor a la música. Y a lo mejor las etiquetas son diferentes.

La etiqueta en ese momento también tenía un componente político bastante importante, y por eso algunas bandas también querían estar al margen de esa etiqueta…

Quim: Sí, pero si tu te fijas en los grupos del Rock Radical Vasco ninguno era panfletero tampoco. Sí que se cometieron errores, entre comillas, que había partidos políticos que montaban conciertos y metían a los cuatro grupos de siempre y había los otros cuatro que se querían desmarcar y todo eso. Pero tu escuchas las letras y no ha sido tan fuerte como ha sido aquí después, que los grupos en catalán eran estrictamente independentistas, de izquierdas, radical, o como le quieras llamar.  Que cada uno de nosotros tiene sus ideas, y por supuesto somos todos punkis, por decirlo de alguna manera. Pero lo de ahora creo que sí se parece más a esos grupos de los 80, que sí que había política detrás pero, los grupos en sí lo que hacían era cagarse en la policía, el gobierno y todo eso.

Nosotros simplemente cantamos sobre lo que nos da asco o lo que nos guste a nosotros: la escena, amor/desamor, la familia, amigos y tal. Pero si hablamos de términos políticos, sociales y tal: nos quejamos. Y quizás para la gente seremos un grupo de rock radical

Un punk rock más callejero…

Marc: Es que a eso me quería referir yo. Yo creo que la etiqueta del Rock Radical Vasco se refería a radical por eso. Por escupir contra el poder, que es lo que nosotros hemos hecho siempre. Nosotros simplemente cantamos sobre lo que nos da asco o lo que nos guste a nosotros: la escena, amor/desamor, la familia, amigos y tal. Pero si hablamos de términos políticos, sociales y tal: nos quejamos. Y quizás para la gente seremos un grupo de rock radical.

Quim: Mi madre lo verá así seguro [risas]. Pero bueno, de eso se trata. [más risas]

Los vi por primera vez hace unos años, cuando Decibelios hizo el regreso (2014) y ustedes abrieron el último show, en La [2] de Apolo. Para mi fue como una bisagra entre una leyenda que volvía para despedirse (aunque no) y una banda que se abría camino a paso firme, una nueva generación que entraba… ¿Cómo lo vivieron?

Quim: ¡Ostia! No lo había pensado así, igual sí que puede dar esa sensación. Me cuadra.  A nosotros nos hizo mucha ilusión tocar ahí, yo soy fan de Decibelios desde chabal, al margen de lo que ahora ya estén haciendo. En ese momento fue “¡Wow, nos han dicho de tocar con Decibelios!” Que yo ni siquiera me imaginaba llegar a verlos en mi vida en directo. Pero esta perspectiva que tu dices a mi no se me había ocurrido, yo estaba ahí como fan. Pero sí puede verse así, un grupo que viene para despedirse y nosotros que llegamos para presentarnos. De hecho fue la primera vez que tocamos para tanta gente, o la segunda. Una sala así de llena, sold out y tal, fue una buena oportunidad, no nos podemos quejar.

Ahora vienen de una gira por Estados Unidos, ya han hecho giras por Europa. Los más y los menos de las giras…

Quim: La americana justamente es los más y los menos extremos. Hemos vivido momentos increíbles, de tocar en salas brutales a tocar en garages, restaurantes chinos abandonados…

Marc: Los días que teloneábamos a GBH o a Angelic Upstars iba todo como la seda, perfecto. Teníamos buen backline, salas brutales, abarrotado de gente. Todo perfecto. Y los días que tocábamos con Bad Co y nos llevaban a Fresno a lo mejor tocábamos en un antiguo restaurante chino, con unas condiciones no tan “adecuadas”, para cuatro personas contadas, y haces lo que puedes, con los instrumentos que te dejan (porque no se puede entrar al país con instrumentos).

Quim: Como experiencia es brutal. Es lo que nos quedamos, eso seguro. Y en Europa lo mismo, lo que pasa es que en Europa hay sitios que ya conocemos. Porque de gira hemos estado dos veces pero hemos hecho salidas esporádicas. Y hay sitios que ya sabes donde vas y lo que te vas a encontrar. Pero siempre salir es una aventura, para mi es lo mejor de tener un grupo.

Marc: Sí, es lo mejor pero es duro. Yo siempre lo digo. La gente se piensa que nosotros nos fuimos de vacaciones a California y que nos vamos de vacaciones a Alemania, y es todo lo contrario. [risas]  Es currar a piñón, duermes una mierda, furgo a saco, tienes que cargar/descargar, tienes que montar/desmontar. Tienes que tocar y darlo todo, aunque estés afónico, aunque estés dolorido, lo que sea. Y tienes que currar currar, aunque no te paguen, aunque vengan cinco personas, y siempre siempre tienes que dar lo máximo de ti. Para abrirte camino fuera, porque al final las giras son eso. Y que la próxima vez en ves de cinco personas vengan diez. Las giras son un currazo de la hostia y es perder dinero a saco. Pero bueno, estamos para eso. Para divertirnos y trabajar con eso.

¿Hoy en día han llegado a vivir de la banda?

Marc: No, es imposible. A este nivel es imposible. A nivel de punk rock no creo que se pueda vivir de esto.

De la cerveza de Crim, la Beerí Caducat (de la fábrica de cerveza artesanal Guineu), ¿qué me cuentan?

Quim: Que está riquísima. [risas]

Marc: Es una idea que surgió porque son colegas, a ellos les mola el rollo de la música, del punk y tal y a nosotros nos mola mucho la cerveza artesana y surgió la idea de colaborar juntos. De que cuando ellos hacían su décimo aniversario pudiésemos tocar ahí y nosotros dijimos “¡Ostia! A nosotros también nos gustaría tener una cerveza” y dijeron “perfecto”. Más que ganar dinero, vender, ni nada, es tener tu propia cerveza. Sin pretensiones ni ostias.

Quim: A mi me hace ilusión tener mi propia birra. Nos pareció una buena idea a nosotros y a ellos y adelante.

Marc: Están a punto de acabarse, así que mal no estarán.

El logo de Crim es la soga de una horca. Hipotéticamente, ¿a quién meterían en esa horca?

Marc: ¿Se puede decir? Porque a lo mejor hoy en día te meterían a ti si lo dices.

Quim: Al 99% de los políticos, a los funcionarios públicos, excepto de los bomberos, los médicos y los maestros.

Marc: Y mira, el logo surgió sin más. Fue una idea del hermano del cantante, que también toca con nosotros en The Gundown, con quien compartimos banda. Y fue rollo: “hoz hago una soga para la galleta del CD” y luego aprovechamos para que sea el logo. Y sí, sí, da para mucho y da para pensar. Al final la soga está para eso, para colgar a los malos.

¿Sería un crim o sería justicia?

[risas]

Quim: Sería justicia. Colgar a los que cometen los crímenes. [risas]

Para el próximo disco hemos discutido sobre ponernos barreras. Recuerdo estar discutiendo: esto es demasiado heavy… a ver ¿te mola?, ¿te mola Iron Maiden? Sí, entonces ¿por qué no nos podemos permitir hacer lo que al final nos guste más?

Ahora el próximo disco (el tercer LP) ya está cocinado, saldrá en noviembre. ¿Habrá alguna diferencia o seguirá en la misma línea?

Quim: La línea es Crim, es la misma. Pero esta vez yo pienso que nos hemos cortado un poco menos en hacer cosas que nos molan. Y a mi me gusta más que el anterior. A veces sí que nos poníamos barreras en plan esto suena demasiado heavy o este tema es un poco largo o no sé qué. Y esta vez hemos hecho los que nos ha dado la gana más que nunca. A la mayoría de grupos le pasa al revés: “tenemos que cumplir aquí, ahora lo va escuchar más peña.” Y nosotros no.

Marc: Yo creo que hay una evolución. Para mi creo que estilísticamente mejoramos, me gusta cada vez más. Pero lo que dice Quim es cierto, hemos discutido sobre ponernos barreras. Recuerdo estar discutiendo: esto es demasiado heavy… a ver ¿te mola?, ¿te mola Iron Maiden? Sí, entonces ¿por qué no nos podemos permitir hacer lo que al final nos guste más?

No es necesario encorsetarse en un estilo…

Quim: No. Siempre ha habido diferencia de que las bandas de ciudades grandes son de un estilo muy concreto y tal y nosotros, en Tarragona, como siempre hemos sido los mismos y hemos tenido grupos de punk, de oi!, de heavy, de hardcore… lo hemos hecho todo y nos da un poco igual. Metemos todas las influencias que tenemos, escuchamos muchísima música diferente, que la gente fliparía igual si lo dijéramos. Y lo metemos todo y ya está, al que le guste bien. Y hasta ahora parece que no ha ido mal. Porque Crim es un grupo que no está dentro de un estilo súper concreto. Hay gente que te dice que le suena a oi!, gente que te dice que le suena yo qué sé. Habrá gente incluso que te diga que no es ni siquiera punk porque es muy rockero, medio tiempo, canciones largas. Es que a nosotros nos gustan tantas cosas que: ¿suena bien?, se acabó.

Marc: En el disco anterior dijeron “mete Cock Sparrer, Leatherface y Social Distortion en una batidora y sale Crim”. Ahora mete, además de estos tres, a Ghost y a Iron Maiden. Y sigue metiendo grupos.

Las influencias son más extranjeras que locales. ¿Hay referencias locales que los hayan influenciado?

Quim: Sí, a nivel personal, que eso después se nota en la música que hagas, muchísimos. A mi me gusta mucho el punk de los 80 de aquí, el punk de los 80 de Euskadi y el heavy español y muchos grupos de rock en general y seguro que alguna influencia se queda. Yo crecí tocando eso, igual que también tocando Motörhead o cosas internacionales.  También había bandas hardcore que nos influenciaban. Sobre todo cuando éramos más chavalines y no tenías toda esa información que tienes ahora. Y conocías a grupos por los fanzines y Escuela de Odio te parecía el mejor grupo del mundo porque era el único de hardcore que conocías.

Marc: Yo me harté a escuchar Cinder, me harté a escuchar a Sin Dios

Quim: Y al final esa influencia se acaba notando en la música, aunque tu mismo no lo sepas. Él aprendió a tocar la batería con temas de Sin Dios o bandas así…

Marc: Hiperkore, para mi Hiperkore fue una puta referencia. Hiperkore, Ictus, son grupos que me flipan y que a día de hoy no los escucho pero yo qué sé… Rabia Positiva, Subterranean Kids, todo esto nos entró a saco a nosotros.  Igual mis influencias son totalmente internacionales. Escucho muchas bandas de aquí, pero mis influencias de toda la vida son internacionales. Y las de Adri y las de Javi bastante también. Pero a las bandas nacionales siempre las hemos tenido en cuenta y es lo que en algún momento mamas.

Ustedes son veteranos de la escena. Tuvieron varios grupos, tocando desde la adolescencia, pero este éxito entre comillas llegó ahora, ¿cómo lo ven que haya sido así?

Quim: Yo lo veo como un resultado de tantos años de intentarlo sin ninguna pretensión. Nosotros siempre hemos tocado porque sí, si quieres tocar por dinero te montas otra historia. Nosotros hemos tocado muchísimos años en bandas y el 95 por ciento de ese tiempo ha sido tocar en sitios de mierda, de los que estamos súper agradecidos porque la peña te da un sitio para tocar y un sitio para dormir, pero te tienes que exponer a lo que hay. Una ciudad de otra parte del mapa y si te vienen diez te vienen diez.

Marc: Quim y yo llevamos tocando juntos desde los 18 años, llevamos mitad de vida tocando juntos. Y es como “¿qué hacemos aquí?, tocando en este sitio” y “joder, después de todo lo que hemos hecho, a lo mejor nos tocaba algo de recompensa”. ¿Podemos vivir de esto? No, pero tenemos recompensas diferentes.

Quim: Las experiencias que estamos viviendo compensan, pero también somos súper conscientes de que podemos sacar un disco malo, o que igual a la gente no le mola y dejamos de tocar tanto y ya está. Nosotros seguiremos tocando para siempre, en Crim o en lo que sea.

Marc: O sea, no estamos en Crim para esto, estamos porque nos estamos divirtiendo y cuando se acabe: a otra cosa. De hecho nosotros tenemos más proyectos que siguen en pie, que no paran. ¡Joder! A mi lo que más me motiva es ir a tocar, tocar con mis colegas y ya está, no hay nada más.

http://crim.cat/

https://crim.bandcamp.com/

 

PRÓXIMOS CONCIERTOS:


Pablo Ottaviano

En los 90 marcó su adolescencia metiéndose en eso del movimiento punk (en Rosario, Argentina). Aunque fueran fotocopias y casetes mal grabados, todo le era nuevo y excitante. Editó fanzines, montó su banda y todo ese rollo. Más por obstinación que por talento siguió en eso de la música, escribir en algún blog y hasta firmar un libro (Los chicos están bien – 20 años, cultura punkrocker y mil historias más-). La crisis de los 30 lo encontró viviendo en la Barcelona del paro y la precarización laboral; mientras cayó de cabeza en el moshpit, se sacudió en algún afterhour y abrazó el existencialismo desde su sofá.