Hoover

Hoover

Referencia: BC.300
Fecha de lanzamiento : Octubre 2016
Formato: LP, Digital

Se prensaron 2000 copias y ya no quedaba ni rastro de ellas. Por no hablar de la información de la banda: unas cuantas líneas sobre la formación, posterior disolución y una breve y selecta discografía. Saber de ellos casi parecía un trabajo para Jeffrey Beaumont en Terciopelo Azul (1986): encontrar un cuerpo a partir de una sola oreja. Porque Hoover son un secreto expuesto en una concurrida vitrina, como encontrar un detalle revelador en un lugar que has visitado mil veces. Son el eslabón que faltaba para entender el sonido característico del Washington D.C de principios de los 90s. Y marcaron el transcurso de una ciudad que no era ni la suya, porque aunque su batería Christopher Farrall vivía en un suburbio de Maryland, Fred Erskine, Joseph McRedmond y Alex Dunham, convergieron allí desde distintas coordenadas: Nebraska, Pennsylvania y Arizona. Con su post-hardcore de lo más arácnido y sibilino, era evidente que seducirían a Ian McKaye. Fue verlos en directo y cerrar el trato para un primer single y su debut The Lurid Traversal of Rte. 7 en Dischord. Estuvieron en activo entre 1992 y 1994, ¿y luego qué? Rompieron y se fragmentaron en otras muchas direcciones: Abilene, June of 44, Regulator Watts, The Boom, The Crownhate Ruin, etc. Pero nuestra parte de la historia comienza justamente aquí.

¿Cuántas veces has deseado saber a qué sonarían tus bandas de cabecera si no se hubieran separado? Hoover decidieron resolver la incógnita y, en 1997, se reunieron en los mismos estudios donde grabaron su debut. Se citaron en WGNS, bajo la supervisión de su productor Geoff Turner y Juan Carrera, para grabar las canciones inéditas que solo tocaban en sus directos y experimentar después de tres años de acumular nuevas influencias. Por ejemplo, gravaron “TNT” que es un asfixiante mastodonte de la talla de su anterior “Pretender” o “Weeds”, con un alarido socavado por un riff de guitarra obsesivo, que definían su esencia primitiva. Pero fueron más allá con “New Five Drive”, una balada disonante y en “Breather Resist” encontraron las distintas maneras con las que puede acuchillarte una canción. Quizás, la más rupturista de todas sea esa “Relectrolux / Electrodub” –versión extendida de “Electrolux”- dónde expandieron su sustancia hacía el dub, el jazz y las letargias más cálidas.

El 1 de enero de 1998, Slowdime publicó 2000 copias de este álbum póstumo y sin título. Sólo les faltaba DeSoto y hubieran completado el trinomio de discográficas claves de una época, un sonido y una zona. Encontrar este disco ahora, en 2016, es una tarea de arqueología musical. Tal vez Jordi Llansamà, que antes rescató los singles de June of 44, Kepone, Bluetip, un split con Dismemberment Plan y Juno, el EP de The Letter E y otro par de referencias de Oswego, se atreva a reeditarlo para celebrar la 300ª referencia de su sello BCore. Quién sabe, quizás haya osado dedicarse a esta tarea y ahora, como por arte de magia, tengas esta referencia entre las manos. Puestos a imaginar…