Rippers

Presentar a Rippers seria casi una falta de respeto. Después de diecisiete años en activo, algunos singles de culto y cinco largos memorables, si alguien no conoce la banda de los hermanos Teichenné, será que, definitivamente, no le interesa el punkrock estatal.

En estas casi dos décadas la evolución musical, Rippers han recorrido, sin prisa pero sin pausa, la senda que lleva de la luz a la oscuridad. Tras un single y un largo con un estilo más cercano a bandas como New Bomb Turks o Social Distorsion, fue en el 1999, con el 7 Xafacaps -a dia de hoy una pieza de coleccionista- y el posterior No mört (2001), cuando sentaron las bases del sonido que iba a caracterizar a Rippers. A partir de ahí todo se fue oscureciendo paulatinamente, la voz se envenenó y las guitarras se fueron volviendo opacas, así comenzaron un viaje que, disco tras disco, sorprende y asusta a partes iguales. En 2004, con la incorporación de Manel Lucio como segundo guitarra y la publicación de Invërtebrat, parecía que su sonido no podía aumentar en densidad y potencia, pero el posterior Nomelec’s Revenge (2006) demostró todo lo contrario. Ambos discos fueron producidos por Santi Garcia en Ultramarinos, y consolidaron a los Rippers como una de las bandas de punk rock más potentes y coléricas que jamás hayan pisado un escenario, siendo alabados por la crítica dentro y fuera del estado.

Ya en 2009, una década después de haber dado el primer vuelco a su sonido con Xafacaps, Rippers dieron otro paso hacia delante publicando Seeds of the New Dawn, un disco gravado y producido por ellos mismos que combinaba la oscuridad habitual de la banda con una madurez compositiva y una elegancia renovadora.

Este 2012, tras un pequeño cambio de formación que ha llevado a Marc Morell a la bateria, Rippers publican Fire Träctat, editado por BCore, consiguiendo, una vez más, ofrecernos su mejor disco hasta la fecha.