Subterranean Kids

Todo el mundo sabe que hace trenta años nació, o se inventó, una cosa llamada punk. Un movimiento contracultural, rupturista, nihilista, destructivo y con tantas (o más) connotaciones estéticas como intelectuales. Todo el mundo reconoce una cresta, un imperdible, ropa rota, proclamas anarquistas, como iconos de un movimiento que hoy día ya forma parte del folklore de cualquier país occidental. Pero no todo el mundo sabe que, una vez el punk ya había asomado la cabeza, dando a conocer a los jóvenes que había otra manera de protestar contra lo establecido, contra el sistema, un grupo más reducido de jóvenes percibió que, de alguna manera, el punk no llegaba tan lejos como sus inquietudes demandaban. Más lejos en lo intelectual, y más lejos en lo musical. En Estados Unidos nació una cosa llamada hardcore. Hardcore, corazón duro, término anglosajón que se aplica en todos los ámbitos en que se habla de lo extremo, desde la pornografía a la filosofía. Jóvenes que creían en un futuro y se cuestinaban las causas, y que querían tocar más fuerte y más rápido que los punks, llevando todo al límite. El hardcore como género musical y movimiento contracultural había nacido. Y Subterranean Kids fue el primer grupo musical estatal que quiso llegar más lejos que sus compañeros de generación punk. En el corazón de Barcelona, en el barrio chino, cuatro jóvenes que habían estado viviendo el punk (el de grupos como Último Resorte, Shit SA, Kangrena o Attack) desde muy cerca, quisieron, o más bien sintieron la necesidad de llegar más lejos que los grupos a quienes tanto admiraban. El hardcore había nacido con los ochenta, y en un país como España, con el retraso cultural por todos conocido después de tantos años de reclusión, llegó prácticamente con la irrupción de Subterranean Kids, alrededor de 1985. El bautismo tuvo lugar con una cinta de cassette, la maqueta que ellos mismos se autoprodujeron. Subterranean Hardcore era su título, y la podemos considerar la primera referencia musical del hardcore en nuestro país. La piedra filosofal, el inicio de toda una historia en la que otro nombre, BCore, entra en acción unos pocos añós después. Por esa razón, Subterranean hardcore es el punto de partida de este álbum recopilatorio. Subterranean Kids empezaban entonces una carrera que les llevó a ser el primer grupo estatal en irse de gira por Europa en una vieja furgoneta, tocando en centros sociales o en clubs de mala muerte, ansiosos de descubrir un mundo fuera de unas fronteras que aborrecían y que les frustraban hasta el punto de llevarles a gritar y tocar como desesperados, como si les fuera la vida en ello. Su discografía en 12 pulgadas (ese formato que hasta hace dos días los punks consideraban parte del stablishment) empezaba un año después, con Los ojos de la víctima (1986), y llegó a su cúspide en 1988 con Hasta el final. Posteriormente la carrera del grupó continuó con la edición de Ya No Hay Tiempo para el sello Overdrive, más tarde llegó su disolución. Después de 10 años de ésta, Subterranen Kids se disponen renacer de sus cenizas y aportar su visión del mundo en unos momentos en que el hardcore parece haber perdido su sitio una modernidad tan superficial y poco comprometida. Esas tres referencias, la maqueta y los dos Mini-LPs, son, para nosotros, la quintaesencia de lo que se llama Hardcore. Con esas tres referencias se puede comprender cómo y por qué el punk se transformó en hardcore. Y por eso hemos querido convertirlas en lo que nosotros sabemos hacer: un disco. Un disco que pretende ilustrar los principios de una banda y de cómo esos principios marcaron un punto y aparte en la historia de nuestro país. Su primera maqueta es, por primera vez y en exclusiva, remasterizada para este disco, y, además de sus dos legendarios Mini-Lps, incluye un tema extra de Los ojos de la víctima que no había visto la luz. Además, hemos querido aportarle un toque de modernidad a un CD que, introducido en el ordenador, permite acceder mediante un a clave secreta a un sitio web de dónde todo el mundo se podrá descargar 6 temas más, diseminados en singles y recopilaciones, además de todas las letras de todas las canciones.
Sirva pues esto de homenaje a un grupo que no solamente fue una entidad musical por si misma, sino que lo fue como influencia de toda una generación que fue un paso más allá del punk. Sin ir más lejos, a los señores de esta casa, BCore, que, probablemente, sin Subterranean Kids no hubiera existido jamás.